El envejecimiento es un proceso natural que todos los seres humanos experimentamos. Con el paso del tiempo, nuestras células y tejidos experimentan cambios degenerativos que pueden afectar nuestra calidad de vida. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que el ejercicio regular puede ser una herramienta poderosa para combatir y retrasar muchos de estos cambios relacionados con la edad.
Uno de los órganos más afectados por el envejecimiento es el músculo esquelético, que constituye aproximadamente el 40% de la masa del cuerpo humano. Además de mantener la estructura esquelética y permitir la locomoción, el músculo esquelético desempeña roles cruciales en la termogénesis, el metabolismo y el funcionamiento del sistema endocrino. A diferencia de muchos otros órganos que alcanzan un tamaño definido una vez que se llega a la edad adulta, el músculo esquelético puede alterar sus propiedades estructurales y funcionales en respuesta a cambios en las condiciones ambientales. A partir de los 50 años, la masa muscular comienza a disminuir aproximadamente un 1% al año en hombres y un 0.5% en mujeres. Sin embargo, diferentes regímenes de entrenamiento físico pueden restaurar la homeostasis muscular a nivel molecular, celular y organísmico, mejorando así la salud sistémica[^1^].
Además, se ha demostrado que el ejercicio adecuado puede mejorar la función fisiológica normal de las neuronas del hipocampo, una región del cerebro asociada con la memoria y el aprendizaje. Esta mejora puede retrasar el proceso de envejecimiento del sistema nervioso central[^2^].
El envejecimiento también está acompañado por cambios epigenéticos, que incluyen modificaciones en la metilación del ADN, modificaciones de histonas y alteraciones en la expresión de ARN no codificante. Estos cambios epigenéticos están asociados con la regulación del proceso de envejecimiento y contribuyen a enfermedades relacionadas con la edad. Sin embargo, intervenciones basadas en el ejercicio y otras estrategias de rejuvenecimiento epigenético han demostrado ser efectivas para aliviar o revertir condiciones relacionadas con el envejecimiento[^3^].
En conclusión, el ejercicio regular es una herramienta poderosa que puede ayudar a retrasar el proceso de envejecimiento y mejorar la calidad de vida en la vejez. A través de sus efectos en el músculo esquelético, el cerebro y el epigenoma, el ejercicio puede combatir muchos de los cambios degenerativos asociados con el envejecimiento y promover una vida más larga y saludable.
Referencias :
[^1^]: [Exercise and the Cisd2 Prolongevity Gene: Two Promising Strategies to Delay the Aging of Skeletal Muscle](https://www.mdpi.com/1422-0067/21/23/9059/pdf?version=1606719137
)
[^2^]: [PO-177 Effect of rational exercise on delaying brain aging and its mechanism analysis](https://ojs.uclouvain.be/index.php/EBR/article/download/12683/10763
)
[^3^]: [Epigenetic regulation of aging: implications for interventions of aging and diseases](https://www.nature.com/articles/s41392-022-01211-8.pdf
)